¿Qué pasaría si pudiéramos entender los pensamientos de los animales? Un grupo de científicos de la Universidad de Tel Aviv está explorando esta posibilidad a través de la inteligencia artificial.
¿Se puede interactuar y conversar con los animales así como lo hacía Elisa Thornberry del canal para niños Nickelodeon, famoso en los 90? ¿O como la película Dr. Dolittle, interpretado por Eddie Murphy, con su historia basada en la novela homónima de Hugh Lofting, donde un veterinario tenía la habilidad de conversar con animales diversos, como un perro o un loro?
Ahora, un grupo de científicos de la Universidad de Tel Aviv en Israel, encabezado por Yossi Yovel y Oded Rechavi, está llevando esta idea de comunicación interespecie un paso más allá utilizando la inteligencia artificial.
En un artículo recién publicado en Current Biology, este equipo de investigación explora las complejidades de la comunicación animal y las posibilidades de que la IA se convierta en un puente entre nuestras especies. La interrogante es clara: ¿podremos realmente entender lo que piensan los animales de nosotros?
Llamado “El desafío del Doctor Dolittle” por los propios autores, este proyecto no es una simple fantasía. El estudio aborda las barreras esenciales que enfrentaríamos al intentar descifrar las comunicaciones de los animales no humanos. La comunicación entre animales va más allá de simples sonidos o gestos; involucra una comprensión profunda del contexto y la interpretación de señales complejas.
Desafíos y obstáculos
El primer obstáculo que se destaca en el artículo es la dificultad de identificar el contexto de la comunicación animal. Aunque los humanos han logrado provocar respuestas de animales mediante estímulos diseñados, determinar si estos estímulos se ajustan al contexto real de la comunicación animal es un desafío considerable. La IA podría generar sonidos parecidos a los de los animales, pero asignarles un contexto preciso podría ser complicado sin información adicional.
Otro desafío radica en la capacidad de provocar respuestas naturales en los animales. Su comportamiento es influenciado por una multitud de factores, incluyendo su estado fisiológico, dinámicas sociales y condiciones ambientales. Los animales también se comunican utilizando diferentes modalidades sensoriales, como señales químicas o lenguaje corporal. Estos comportamientos complejos requieren técnicas de observación que abarquen un amplio espectro de situaciones.
Un tercer reto es la limitación de contextos en la comunicación animal. Con frecuencia, los animales se comunican en situaciones específicas, como alarmas o cortejos. Esto implica que la comunicación animal puede estar limitada a un conjunto específico de circunstancias, reduciendo así las posibles formas de interacción. A pesar de estas limitaciones, los investigadores sugieren que comunicarse con los animales podría tener beneficios significativos, desde el cuidado de animales de granja hasta la protección de ecosistemas naturales.
La comunicación con los animales a través de la IA no solo despierta curiosidad, sino que también podría tener implicaciones reales en áreas como la agricultura y la conservación.
Si bien la tarea es enormemente compleja y llena de desafíos, el potencial de la IA para abrir un canal de comunicación entre especies es un recordatorio poderoso de la creciente intersección entre la tecnología y la naturaleza.
