Uno de los grandes retos que ha desnudado la pandemia es la dificultad logística para el transporte de mercancías. Por ello, este año un evento de robótica preguntó a unos expertos inusuales: los niños.
Y es que bajo el tema de “Cargo Connect” se llevó a cabo en Bogotá la First Lego League, un evento de robótica dirigido a niños entre los seis y los 16 años y que, en la final colombiana celebrada hace poco, reunió a más de 36 equipos de escolares creativos e interesados en la robótica.
El evento tuvo lugar en la Corporación Universitaria Minuto de Dios, socio oficial de First Lego League en Colombia, y hace parte de un movimiento internacional que cada año incentiva las habilidades STEM con retos problemas del mundo real. Este año 2022 el tema fue el transporte.
Heidy, 13 años, de la Institución educativa Antonio Ricaurte, presentó junto a su equipo un proyecto de traslado fluvial de mercancías en el Chocó.
Disciplinas STEM y el futuro
“Trabajamos en educación STEM buscando desarrollar procesos de formación para niños y jóvenes en ciencia y tecnología, ayudando a cerrar brechas”, explica Viviana Garzón, directora del Instituto UNNO del Parque Científico de Innovación Social de Uniminuto.
Recordemos que las disciplinas STEM son las conformadas por la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (Science, Technology, Engineering y Mathematics), y están consideradas como esenciales vitales para el crecimiento de un país, como nos lo recuerda la Unicef.
La Lego League más que un evento de robótica, es una competencia STEM, cuyos orígenes se remontan a 1998, cuando el creador de la fundación First, Dean Kamen, y el propietario del Grupo LEGO, Kjeld Kirk Kristiansen, unieron sus fuerzas para crear esta iniciativa.
Garzón recuerda que Uniminuto lidera en Colombia esta competencia desde hace siete años; un evento que vincula semestralmente aproximadamente 200 equipos conformados por entre tres y 10 niños, además de sus profesores.
El ambiente de la competencia no tiene nada que envidiarle a una final deportiva, y para algunos, como César Quesada, profesor de matemáticas del Colegio Refous, esto “es una verdadera fiesta”.
