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Tres temores que causa la Inteligencia Artificial en la opinión pública

Tres temores que causa la Inteligencia Artificial en la opinión pública

Entre los numerosos interrogantes que la gente suele tener acerca del futuro tecnológico de la humanidad, hay tres preguntas frecuentes que reflejan la equivocada percepción pública sobre la inteligencia Artificial. Hay mucho trabajo pendiente, en los medios y entre la comunidad científica y tecnológica, para ayudar a despejar dudas, disipar temores sociales y hacer pedagogía ciudadana sobre tecnología.

1) ¿Puede tener sentimientos la Inteligencia Artificial?

Este es un tema tremendo y se han escrito historias preciosas en la ciencia ficción, muchas de ellas llevadas al cine. Tal vez la más hermosa sea HER, una película de 2013 que ganó Oscar a mejor guion y recibió varias nominaciones más. Con Joaquin Phoenix y la voz de Scarlett Johanson encarnando a un avanzado sistema operativo que tiene emociones y enamora.

Hace un par de meses el tema fue noticia nuevamente porque LaMDA, la última inteligencia artificial de Google diseñada para aplicaciones de diálogos (chatbots) resultó tan efectiva, que uno de sus desarrolladores creyó – o dijo creer – que tiene sentimientos.

Pues al ingeniero Blake Lemoine lo despidieron de Google por eso. Y con toda razón, porque en realidad eso no es tecnológicamente posible. Al menos por ahora. Es que representar digitalmente los sentimientos humanos no ha sido posible y, en realidad, nadie lo ha buscado en el mundo real. Ni siquiera todavía ha sido posible reproducir la inteligencia biológica humana, porque la Inteligencia Artificial es una aproximación diferente a la de los seres vivos.

Aquí hay una profunda discusión filosófica y también de la neurociencia: qué es vida, por una parte, y si es posible pensar algún día en crear vida artificial. De momento, ni Siri, Ni “hey Google” ni “Alexa” tienen sentimientos, se enojan ni se enamora. Cumplen sus tareas en lenguaje natural, porque un sofisticado sistema algorítmico implantado en sus chips lo permite, sin la posibilidad de ir más allá de lo diseñado por los arquitectos de software.

2) ¿Podrían algún día los robots dominar a los humanos?

Esta es un tema muy polémico, y de nuevo Hollywood aquí ha generado temores en la opinión pública. Pero les cuento, que los temores no solo vienen del cine, sino que Elon Musk, hace algún tiempo dijo que las máquinas dominarían a la humanidad. Y como cada cosa que él dice es tomada muy en serio, debido a su éxito y a su imagen de visionario tecnológico exitoso, pues se desató una discusión. Hasta el fallecido astrofísico Stephen Hawking alcanzó a opinar sobre este tema: dijo algo simpático. Porque se discutía sobre “qué tal robots manejando los fondos de inversiones”, invirtiendo en proyectos sin ninguna consideración moral, por ejemplo, el cambio climático, el medio ambiente, etc. Y Hawking dijo que eso ya lo están haciendo los humanos. Que se invierten fuertes suman de dinero en negocios muchas veces sin consideraciones éticas.

O sea que, podría haber algo peor que el dominio de los robots, y es el dominio de los humanos sin ética en el mundo. Es lo que conocemos como el capitalismo salvaje.

3) ¿Nos dejarán los robots sin empleo?

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Este temor sí tiene fundamentos reales, y no viene del cine sino de la economía. Los datos nos muestran lo siguiente: La IA sí dejará (ya está dejando) sin empleo a muchas personas, pero el vaso medio lleno de este problema es que también genera nuevos empleos y entonces el reto es la reconversión de la fuerza de trabajo.

Hay muchos oficios que seguramente van a desaparecer, pero muchas personas pueden – y eso es tarea de los gobiernos, ofrecer esas alternativas para reaprender, y entrenarse en los nuevos oficios que se necesitan en estos tiempos de cuarta revolución industrial

El gran problema gira alrededor de quiénes pueden reinventarse. No todos los estratos socio económicos tienen la misma posibilidad de entrar en los oficios digitales: Pero aquí casos en Colombia de empresas que introdujeron robots sin despedir a ningún trabajador. Lo que hicieron fue mejorar la productividad y algunos trabajadores fueron reentrenados para otras tareas. No siempre se puede, pero hay posibilidades.

La conclusión es que el problema no está en las máquinas, que pueden servir al bienestar de la humanidad, sino en el modelo económico. Las sociedades deben transformarse para que la tecnología esté a su servicio, y no al revés.

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